Cada temporada de caza, muchos galgos, como MORI, son víctimas de la indiferencia y el abandono. Algunas personas, sin escrúpulos, maquinan excusas para deshacerse de estos nobles animales una vez que ya no les son útiles. Así, los galgos pierden su hogar, su gente y su hábitat, enfrentándose a un calvario tras otro en las calles, expuestos a peligros inimaginables.
A pesar de su triste destino, la historia de MORI nos recuerda la importancia de la compasión y la solidaridad. Esta galga encantadora es obediente, cariñosa y tranquila, cualidades que la hacen especial. En muchos casos, el encuentro con un galgo como ella no solo puede significar una nueva vida para el animal, sino también una oportunidad para nosotros de aprender sobre la lealtad y el amor incondicional. Adoptar a un galgo es un acto de generosidad que transforma vidas; tanto la del perro como la nuestra.
Si no puedes adoptar a MORI, puedes apadrinarla https://www.protectorahuellas.org/apadrina/
